martes, 22 de agosto de 2017

Apagón y el silencio de los presidenciables

Durante el mes pasado, cientos de miles de personas pasaron días sin energía eléctrica producto de las fallas en los suministros de la empresa ENEL, luego de la nevazón en Santiago. Entre tanto, el gerente general de la empresa partió a alojarse en el hotel Hyat, de Vitacura.

A pesar de lo grave de la situación y de los problemas que le generó, sobre todo a los más pobres lo ocurrido, llegando muchos a perder mercadería, su fuente laboral e incluso muriendo una persona por razones de salud, todos los presidenciables guardaron silencio.

Cosa extraña, tomando en cuenta que es un año electoral. Pero deja de extrañar esta situación cuando vemos que ENEL, antes Chilectra, financió campañas políticas de casi todas las coaliciones, cuando Jorge Rosenblut estaba en la presidencia de la empresa, quien fue investigado por el caso SQM y el “financiamiento ilegal de la política”.

Esto nos trae de inmediato a la cabeza los múltiples casos de corrupción: PENTA, SQM, Caval, etc, que vienen a corroborar que la corrupción es algo inherente al capitalismo burocrático y al viejo Estado.

Ya Lenin en “El Estado y la Revolución”, publicado en 1916, donde se desarrollan las bases de la teoría marxista sobre el Estado, identificó la corrupción de los funcionarios del Estado burgués como una de las formas en que se expresa la dominación de clase en una “república democrática”.

Así, hace más de 100 años V. I. Lenin ya había identificado lo que hoy vivimos a cada día, es decir, el Estado como un órgano de dominación de una clase por sobre otra, y la corrupción de los funcionarios estatales como una manifestación de esto, en la forma de gobierno de la República Democrática.

Con esto no hace más que confirmarse lo que ha ocurrido siempre bajo el imperialismo. Por lo tanto, quien afirme que bajo este Estado se podrá acabar con la corrupción es un vendehumo. Corrupto ha sido el viejo Estado durante toda la historia de Chile y así seguirá, mientras exista.

La necesidad hoy para acabar con esto, por lo tanto, no es votar, ni “cambiar el sistema desde adentro”, sino, como enseñan todas las revoluciones, la destrucción del viejo Estado y la construcción del nuevo Poder.

Esto demanda para este segundo semestre impulsar el Boicot Electoral, para así golpear a este viejo Estado y demostrar que el pueblo ya no cree su farsa electoral ¡A golpear estas elecciones con una amplia campaña por el Boicot Electoral!


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